Democraticemos la democracia, desde 2011

Democraticemos la democracia es una obra en curso que TTTP ha llevado a cabo en diferentes lugares del Mundo, de Barcelona a Seúl. El elemento básico de la obra es el eslogan del título impreso en la lengua local, en negro sobre amarillo, en carteles de diferentes tamaños que se cuelgan o se llevan por el espacio urbano en una performance específica en cada lugar. Entre los lugares políticamente significativos en los que se han presentado los carteles están el Ministerio de Defensa de la ciudad de Belgrado ―bombardeado por las fuerzas de la OTAN en 1999―, el refugio nuclear de Tito en Bosnia-Herzegovina, la planta industrial y zona residencial de Uralmash, en Ekaterimburgo, y un campo de refugiados en el Sáhara occidental (como parte del festival de arte y derechos humanos ARTifariti, que intenta dar voz y visibilidad al pueblo saharaui). En una versión de la obra representada en Barcelona, Murcia y Alicante el Primero de mayo (Día Internacional de los Trabajadores) y el 22 de mayo de 2011 (un día antes de las elecciones municipales y autonómicas), el mensaje se transmitía desde una pancarta portada por una avioneta que recorría la costa. La avioneta y la pancarta, con el paisaje urbano como telón de fondo, eran grabados desde una segunda avioneta, y se animaba a la gente a documentar la trayectoria de la avioneta y a subir el material a la página web del proyecto: es decir, a participar en la creación de una obra colectiva.

Al igual que Johnny Cash prometió vestirse de negro “mientras haya personas que sufren”, TTTP seguirá representando Democraticemos la democracia mientras los que estén en el poder comprometan los principios de nuestra democracia constitucional. Así pues, sirve para recordarnos que una democracia nominal no es una democracia real y que el proceso de democratización es continuo y debería involucrar al conjunto de la sociedad, no sólo a los políticos.

Estamos vigilando / We are watching, 1992

El espacio urbano es un sistema y, al igual que la mayoría de sistemas de la sociedad contemporánea, está programado de acuerdo a protocolos políticos de orden y racionalización. Además, el espacio urbano está programado conforme a protocolos comerciales que transforman a los ciudadanos en consumidores. Pero, al igual que cualquier sistema, el espacio urbano también puede ser hackeado y reprogramado de acuerdo con otra lógica, la lógica rebelde de las prácticas críticas y creativas. A varios niveles, incluso. La intervención del Grupo Baja Mar en la playa de San Sebastián es un ejemplo de este tipo de prácticas. Al escribir sobre la arena eslóganes de gran tamaño, la intervención redescubre en términos subversivos la actividad publicitaria, prohibida en la playa. Sin embargo, en este caso no se trata de vender productos sino de fomentar que el público reflexione sobre los protocolos mismos que controlan el espacio urbano. Un eslogan en concreto capta el concepto de la intervención: “ESTAMOS VIGILANDO”. El eslogan imita el mensaje omnipresente que el Gran Hermano transmitía al público en la novela de George Orwell 1984 (1948), sólo que, en este caso, es el público el que está vigilando el sistema. El eslogan, de por sí, refleja un público vigilante que, siguiendo la tradición de la desobediencia civil, desafía al sistema en lugar de aceptarlo pasivamente. El eslogan no sólo se escribió en la arena de la playa, sino que se difundió por el espacio urbano con pegatinas colocadas en farolas, puertas, señales de tráfico, ventanas, etc. La idea de esta táctica estaba clara: Hay vigilantes en todas partes. Algunos años después, TTTP produjo una serie de productos con un eslogan relacionado, “Vigila a los vigilantes”. La marea alta ya se había llevado los eslóganes de la playa y la importancia de mantenerse vigilante había aumentado radicalmente. En una época en la que no sólo vigilan nuestras actividades en el espacio urbano (tanto en la vida real como en la red), sino que nos las roban y las venden, existen aún más motivos para desconfiar del sistema de vigilantes y estar atentos a cada uno de sus movimientos. Ésta es la esperanza de TTTP, que a la larga vigilar a los vigilantes contribuya a empoderar a la sociedad para cambiar el funcionamiento del sistema y lo haga más abierto.