Dirigentes, 2014
Dirigentes es una recopilación de imágenes de archivo —que cubre por completo las paredes de las salas donde se expone— que utiliza los rostros de dirigentes políticos históricos y contemporáneos (con o sin su consentimiento) para promocionar una determinada causa o producto. Desde Hitler con una peluca afro a Fidel Castro con un pastel, las imágenes son en efecto extrañas y la instalación acaba pareciéndose a un gabinete de curiosidades barroco. De hecho, la pared constituye un reflejo directo de una sociedad contemporánea muy contaminada por imágenes y por un exceso de información que deja poco espacio para el análisis. Por otro lado, refleja la táctica transgresora de la publicidad y su creciente poder político, así como la decepcionante mutación del rostro de la política. Al igual que la vanguardia, la publicidad desafía la cultura de lo políticamente correcto. Sin embargo, lo hace en nombre de las cuotas de mercado y no del progreso social, y el uso que hace del material de archivo no sólo convierte la historia en una broma, sino que también la descontextualiza y despolitiza. La instalación demuestra también que el foco de los políticos y de la política en general se ha trasladado del debate a la publicidad, de la discusión en el parlamento a la visibilidad en los medios de comunicación. Los políticos se han empezado a volcar en el combate por la popularidad al mismo nivel que las estrellas del rock y del deporte. Lo que queda anulado o, al menos, drásticamente restringido con este cambio de foco es el espacio para la discusión democrática de principios políticos. En su lugar se erige un escenario teatral que pone en primer plano la personalidad de los políticos.