Infiltrados, 2014
Infiltrados es una instalación inspirada en esa táctica policial habitual que consiste en disfrazarse e infiltrarse en disturbios que puedan ocurrir en manifestaciones para espiar y, en último término, detener a los manifestantes. Andújar presenta una serie de bocetos de policías infiltrados conocidos. A pesar de que los infiltrados actúan en público y cualquiera que esté documentando los disturbios puede fotografiarlos (por casualidad), de acuerdo con la legislación española es ilegal exponer o utilizar sus fotografías porque se cree que esto comprometería su seguridad. En cambio, la difusión de fotografías de manifestantes no es ilegal. El atuendo de los policías infiltrados se basa en “modelos” estandarizados o estereotipados de agitadores que han calado en el imaginario cultural desde hace tiempo. En la pared hay una serie de grabados enmarcados de agitadores desde finales del siglo XIX que dota de perspectiva histórica a la producción de este tipo de modelos. Los grabados están relacionados con un vídeo que muestra software popularmente utilizado por la industria contemporánea del videojuego para crear personajes, incluidos personajes malos como los agitadores. En el vídeo se muestra el funcionamiento del software y cómo emula la manera en la que los escultores tradicionales modelaban los diferentes materiales que usaban. Otro elemento de la instalación presenta bocetos de agitadores de videojuegos como si fueran bocetos de esculturas clásicas o simplemente esculturas por derecho (digital) propio. En un segundo vídeo montado con clips sacados de Internet, se ve cómo estos modelos se aplican a acciones de videojuego que simulan enfrentamientos violentos entre la policía y los manifestantes. Estos clips se yuxtaponen con imágenes de enfrentamientos reales, con lo que se anima a reflexionar acerca de la relación entre lo que sucede en el videojuego y lo que sucede en las calles. Los diferentes materiales dan cuenta de la construcción antagonista de la realidad en la que participan tanto la policía como los videojuegos. Pero, tal y como nos recuerdan unas imágenes documentales de un grupo de agitadores que ocupan un edificio en Barcelona y levantan una bandera pirata en la torre, son los propios agitadores los que están construyendo una realidad diferente.